Angel Mociño | 22 Abril 2021 | 1530

Una mirada desde el éxito

La semana pasada estuve comiendo con un amigo entrenador que en estos momentos está en la cima de su carrera deportiva, ya que acaba de firmar su temporada más exitosa, cumpliendo con el ambicioso objetivo que se había marcado al principio de la competición, y con ello la gran meta que se había propuesto en el momento que decidió dar el paso de jugador a entrenador.

Tenía mucha curiosidad en tener este encuentro con él, toda vez que estuve muy cerca en parte de ese trayecto, y sabiendo de donde venía, me interesaba mucho ver en qué se había convertido y sobre todo cuales son las claves de esa evolución. Para lo cual, no se me acordó mejor manera, que preguntarle: ¿Qué consejo le darías a ese entrenador principiante, que en algún momento fuiste, desde tu posición actual?

Y tras una buena comida, muchos recuerdos y anécdotas, esta fue la conclusión final:

Primero y lo más importante, ser consciente y asumir en primera persona nuestra responsabilidad de todo lo que nos pasa y le pasa al equipo. Que nos pagan para que las cosas funcionan y que cuando esto no sucede, la responsabilidad es nuestra. Cambiar esa tendencia que tenemos de buscar culpables en los demás cuando las cosas no salen bien y preguntarnos qué tienen que hacer los demás para que las cosas salgan como queremos, cuando la pregunta clave es: ¿Qué responsabilidad tenemos nosotros sobre lo ocurrido y qué podríamos haber hecho de manera distinta?

Segundo Tener claro el objetivo, saber bien lo que se quiere conseguir y a partir de ahí el camino a seguir. Qué recursos se necesitan y qué obstáculos nos encontraremos en el camino.

Tercero Estar dispuestos a pagar el coste. Todo objetivo en la vida, tiene una parte de aprendizaje, de esfuerzo y otra de renuncia, de ceder, de soltar; y hay que ser conscientes y estar dispuestos a ello para conseguirlo. Saber hasta donde estamos dispuestos a llegar y cuales son nuestros límites. Ser conscientes de que podemos conseguir cualquier cosa que nos propongamos, pero eso si, no podemos conseguir todo.

Cuarto. Creer en ti, en lo que dices y lo que haces, y que todos tus comportamientos y conductas sean congruentes con ello para a partir de ahí, conseguir que los demás te sigan y crean en ti, para así trabajar desde la confianza y no desde la duda y el miedo.

Quinto Rodearse de un equipo que comparta tu visión. Los compañeros de viaje tienen que compartir tu destino y comprender el camino, saber dónde se embarcan y cuál es el objetivo. Y no se puede perder tiempo y energía, convenciendo una vez iniciado ese camino.

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